Cuando las células sucumben a un estado de estrés extremo


Algunos estudios afirman que alrededor del 50% de las enfermedades tiene origen emocional, otras investigaciones aseveran que puede estar por encima del 80%, pues el mismo estrés catalogado como el flagelo de mundo moderno, es responsable de alrededor de medio centenar de patologías.

Un cáncer puede ser la respuesta a un estado emocional persistente porque las células, aquellos micro universos tan sensibles, sucumben a un estado de estrés extremo y entran en shock. Se produce una alteración, una multiplicación anormal de estas células, que da origen a un tumor.


El cuerpo se manifiesta a través de las enfermedades. Cada dolor es un llamado del cuerpo porque algo anda mal”, dice la doctora María Amelia Bueno, médica ayurvédica, del Servicio de Medicina, Mente y Cuerpo, del Centro Médico Imbanaco.


Según la especialista, esa relación cuerpo-mente se refleja en cómo las actitudes conflictivas, los temores, miedos o los sentimientos reprimidos, tienen la capacidad de alterar el organismo y su funcionamiento.


Por eso, es fundamental descubrir cuál es el origen psicológico de sus dolencias y trabajar, especialmente, las emociones negativas, para alcanzar que su vida sea más sana o saludable.


′′Sí, dile a tu médico que te duele el pecho, pero dile también que tu dolor es dolor de tristeza, es dolor de angustia.

Dile a tu médico que tienes acidez, pero descubre por qué, con tu genio aumenta la producción de ácido en tu estómago.


Informe que tienes diabetes, sin embargo, recuerda decir también que no encuentras más dulzura en tu vida y que es muy difícil soportar el peso de tus frustraciones.


Menciona que sufres de migraña, sin embargo confiesa que padeces con tu perfeccionismo, con la autocrítica, que es muy sensible a la crítica ajena y demasiado ansioso.


Muchos quieren curarse, pero pocos están dispuestos a neutralizar en sí el ácido de la calumnia, el veneno de la envidia, el bacilo del pesimismo y el cáncer del egoísmo. No quieren cambiar de vida.


Buscan la cura de un cáncer, pero se niegan a renunciar a una simple pena.


Pretenden la desobstrucción de las arterias coronarias, pero quieren seguir con el pecho cerrado por el rencor y la agresividad.


Anhela la curación de problemas oculares, pero no sacan de los ojos la venta del criticismo y la maledicencia.


Piden solución para la depresión, mientras tanto no abren mano del orgullo herido y del fuerte sentimiento de decepción por las pérdidas experimentadas.


Suplican ayuda para los problemas de tiroides, pero no cuidan sus frustraciones y rencores, no levantan la voz para expresar sus necesidades legítimas.


Suplican la curación de un nódulo de mama, sin embargo, insisten en mantener bloqueada la ternura y la afectividad.


Llaman a la intercesión divina, pero permanecen sordos gritos de auxilio que parten de personas muy cercanas a sí mismos.


El Universo nos habla a través de mil modos, la enfermedad es uno de ellos y, por cierto; el principal recado que nos llega de la sabiduría divina es que falta más amor y armonía en nuestra vida."


Los estudios han corroborado que las persona feliz, son dueñas, no sólo de buenos pensamientos y, por lo tanto, de buenas energías, sino que son capaces de manejar mejor sus emociones. Por lo tanto mantienen una buena salud.

Por el contrario, las personas tristes, son negativas, pesimistas, y más propensas a atraer enfermedades. Soy más proclives al estrés y más vulnerables a episodios de ansiedad y depresión.


Para la especialista del servicio de Medicina, Mente y Cuerpo, la meditación es una técnica que nos lleva a hacer consciencia de quienes somos y lo que nos sucede y activar un proceso continuo de auto observación.


Se ha demostrado que cuando las personas meditan hay mejoría del sistema inmunológico, del sistema cardiovascular, entre otros, además de la mejoría a nivel emocional”, enfatiza la especialista.

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