A
finales de la década de los años 80 se realizó un experimento muy
interesante con pacientes maníaco depresivos. Este estudio consistió
en lo siguiente:
En
todas las paredes de los espacios comunes de la clínica en donde se
encontraban recluidos los pacientes, se colocaron numerosos espejos.
A todos estos pacientes les fue dada una simple instrucción:
“Cada
vez que te encuentres frente a tu reflejo, sonríe. No importa si te
sientes como para hacerlo. Lo único que tienes que hacer es
flexionar los músculos de tu rostro tal y como cuando uno se
sonríe”.
Los
resultados fueron sorprendentes. Al cabo de unas semanas, varios de
los pacientes expresaron cambios claramente visibles en su estado de
ánimo. La depresión parecía disolverse a medida que estas personas
incorporaban el hábito de sonreír varias veces al día.
¿Por
qué ocurría esto? ¿Cómo era posible tan extraordinario cambio?
Los
músculos de nuestro rostro funcionan como una llave de paso,
facilitando o disminuyendo el flujo de la sangre hacia la zona
frontal de nuestro cerebro. Si las tensiones, penas y frustraciones
se ven reflejadas en la rigidez de nuestro rostro, el flujo sanguíneo
y los niveles de oxígeno que le llegan al cerebro se ven
disminuidos.
Al
provocar la sonrisa, los 32 músculos de tu cara bombean un mayor
nivel de oxígeno a los lóbulos centrales lo que facilita la
estimulación y secreción de endorfinas, hormonas neuronales que
inducen estados de placer los cuales comienzan a contrarrestar los
patrones de depresión, tristeza, apatía o rabia que están
esentados en nuestro estado de ánimo.
Sencillo!!!
Sonreir es un antidepresivo natural y gratuito. Sonreir tiene un
maravilloso efecto secundario... Tu bienestar y el de los demás,
pues otros te devolverán sus sonrisas al verte. Por tanto, la
prescripción es simple: Ríete más a menudo. Cuando veas tu reflejo
en un espejo, aunque sea casual, sonríe!!! Verás como el efecto
es inmediato... Tu cerebro entenderá: Estoy sonriendo, por tanto
debo ser felíz....
No hay comentarios:
Publicar un comentario